Primero, debemos identificar el problema. No creo que se trate simplemente de una mala capacidad de lectura. Es que alguien en algún lugar te entregó una Biblia y dijo con ligereza: "Simplemente lee esto y el Espíritu Santo te dirá lo que dice". Esto es cierto, pero sólo en parte. Para ser genuinamente discipulados, debemos aprender a interpretar las Escrituras; o comprender el significado de los pensamientos de los autores originales tal como pretendían. Jesús habló de esto en Mateo 13:19: “Cuando alguno oye la palabra del Reino y no la entiende, viene el maligno y arrebata lo sembrado en su corazón. Ésta es la semilla sembrada en el camino”. Cuando la Palabra essembrado por Jesús, pero el lector no lo entiende ni lo capta plenamente, el diablo puede afianzarse. El mismo Jesús nos invita a leerlo e interpretarlo como un acto fundamental de desafío contra el enemigo de nuestra alma.

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También debemos reconocer que este es un esfuerzo comunitario. En Hechos 8, Felipe se encuentra con el eunuco etíope leyendo el libro de Isaías. Felipe le pregunta: “¿Entiendes lo que estás leyendo?” El eunuco responde: “¿Cómo puedo hacerlo si alguien no me lo explica?” (Hechos 8:31). Necesitaba ayuda. La interpretación no es sólo trabajo de “profesionales”. La iglesia local debe ser EL lugar para hacer discípulos profundos a través de la lectura e interpretación de la Palabra. Cada persona debe ser discipulada y discipular a otros - todo dentro del contexto de una comunidad amorosa.

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Quizás se pregunte dónde encajan sus pastores y líderes espirituales en esta ecuación. ¿No es el discipulado su “trabajo”? Si y no. Sin duda, es el deseo de tu pastor que “ vayas al mundo y hagas discípulos” (Mateo 28:20), pero no es únicamente su responsabilidad llevarte allí. Según Pablo, su pastor debe “preparar al pueblo de Dios para la obra de servicio, a fin de que el Cuerpo de Cristo sea edificado hasta que todos alcancemos la unidad en la fe y el conocimiento del Hijo de Dios y lleguemos a ser maduros, alcanzando el plena medida de la plenitud de Cristo” (Efesios 4:12-13). La unidad y la madurez se manifiestan dentro de una cultura de discipulado. El objetivo no es conseguir que la gente perdida entre en la iglesia, sino que la gente de la iglesia entre en sus comunidades para representar a Cristo. True^El estudio bíblico de North ayuda a que esta meta pase del sueño a la realidad.

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Esta cultura del discipulado comienza mucho antes de que alguien abra la Palabra. Primero se define cuando alguien es bienvenido “en” una iglesia. ¿Cuáles son los parámetros para esta “inidad”? Con demasiada frecuencia, la iglesia evangélica ha separado la salvación inicial de lo que significa vivir “en Cristo”: avanzar consistentemente hacia la madurez cristiana. Cuando ofrecemos lo primero sin ningún requisito para lo segundo, presentamos a Jesús como un mero “seguro contra incendios”. La manera wesleyana de hacer discípulos no separa a los dos. La pregunta no es “¿Estoy dentro o fuera?” sino más bien: “¿Estoy en un camino que me acerca cada día más a Cristo?” No podemos ganar la salvación a través del esfuerzo, pero nuestro esfuerzo ayuda en nuestro discipulado mientras buscamos a Dios escudriñando las Escrituras y haciéndolo en una comunidad cristiana.

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Ahora que comprende el “por qué” fundamental, es hora de pasar al “cómo”. El “Cómo” es Verdadero. El estudio de la Biblia del Norte es su esencia. Recuerde, esta es una breve descripción general. Esta vista ultracondensada de 30 000 pies le permite explorar la fantástica posibilidad de recalibrar su brújula interna. Aún así, no es un sustituto adecuado del proceso completo de instrucción y discipulado a través de la observación, interpretación y aplicación.